la aventura de vivir


Cuando te adentras en un mar desconocido, como hizo Colón, tienes miedo, un miedo terrible, porque nunca sabes lo que puede suceder. Abandonas la orilla de la seguridad. En cierto sentido, estabas perfectamente, pero te faltaba una cosa: la aventura. Te emociona adentrarte en lo desconocido. El corazón empieza a latir de nuevo, estás vivo de nuevo, totalmente vivo. Todas las células de tu ser están vivas porque has aceptado el desafío de lo desconocido.
Aceptar el desafío de lo desconocido, a pesar de todos los miedos, es valentía. Los miedos están ahí pero, si sigues aceptando el reto, poco a poco, esos miedos irán desapareciendo. La experiencia de felicidad que nos produce lo desconocido, el gran éxtasis que empieza a suceder con lo desconocido, te vuelve más fuerte, te da integridad, agudiza tu inteligencia. Por primera vez, empiezas a sentir que la vida no es sólo aburrimiento, sino aventura. Después, poco a poco irán desapareciendo los miedos y siempre estarás buscando alguna aventura.
Pero, básicamente, la valentía es arriesgar lo conocido por lo desconocido, lo familiar por lo no familiar, lo cómodo por lo incómodo, una ardua peregrinación a un destino desconocido. Uno nunca sabe si será capaz de conseguirlo o no. Es apostar, y sólo los jugadores saben lo que es la vida.
OSHO -Coraje

domingo, 29 de agosto de 2010

Convivo ergo sum


La idea de el sí-mismo tiene que redefinirse como la interiorización de la comunidad. Y si se hace ese pequeño cambio, entonces se pueden sentir las cosas de manera muy distinta. Si el sí-mismo se definiera como la interiorización de la comunidad, entonces los límites entre yo y otro serían menos seguros. Estaría conmigo mismo cuando estoy con otros. No estaría con migo mismo cuando camino sólo o medito o estoy en mi cuarto imaginando o trabajando mis sueños. En efecto, estaría extrañado de mí mismo. Y "otros" no incluye sólo otra gente, porque la comunidad, tal como la veo, es algo más ecológico, o al menos animista. Un campo psíquico. Y si no estoy en un campo psíquico con otros -con gente, edificios, animales, árboles- no soy.
De modo que no sería "Existo porque pienso" (Cogito ergo sum, como dijo Descartes). Sería, como alguien me dijo las otras noches, "Existo porque participo". Convivo ergo sum.
JAMES HILLMAN

1 comentario:

  1. "Veamos, gran parte de nuestra vida es maníaca. Puedo mirar ciento treinta y cuatro canales de televisión, puedo comunicarme con gente en cualquier lugar, puedo estar en cualquier lugar del mundo a la vez, puedo volar a través del país, tengo llamadas en espera, de modo que puede aceptar varias llamadas a la vez. Vivo en todas partes y en ninguna. Pero no sé quien vive en la puerta de al lado. ¿Quién vive en el otro piso? ¿Quién vive en el 14 B?
    No sé quienes son, pero oh chico, vivo al teléfono, teléfono en el coche, teléfono en el lavabo, teléfono en el avión, mi amante está en Chicago, la otra mujer con la que estoy está en D.C., mi ex mujer están en Phoenix, mi madre en Hawai y tengo cuatro hijos viviendo a lo largo del país. Tengo comunicaciones que llegan día y noche, puedo averiguar los precios de la bolsa en cualquier lugar del mundo, estoy en todas partes, sí -pero no sé quién vive en el 14 B."
    James Hillman

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